¿Qué son los Sistemas participativos de Garantía? y ¿qué ventajas suponen?
En la certificación por tercera parte en producción ecológica por lo general es llevado a cabo por los organismos de control, pero este proceso no es la única vía para acreditar la sostenibilidad y buen hacer de los productos ecológicos. Una alternativa a este sistema convencional sería la certificación basada en la participación de un grupo, estableciéndose unos protocolos y normas propias elaboradas y definidas por el grupo. Este sistema no certifica a modo de poder implantar el logotipo de agricultura ecológica, sino que es un sistema independiente que ofrece un sistema de garantía a los productos que se producen y consumen en un colectivo concreto. Esta estrategia de certificación colectiva se le denomina Sistemas Participativos de Garantía (SPG).
Como definición podríamos tomar la que da la asociación IFOAM: Los Sistemas Participativos de Garantía son sistemas de garantía de calidad que operan a nivel local. Certifican a productores y productoras tomando como base la participación activa de los consumidores y se construyen a partir de la confianza, las redes sociales y el intercambio de conocimiento. Aunque esta definición puede ser diferente según el grupo lo adopte, prueba de su gran versatilidad.
Multitud de asociaciones, canales cortos, grupos de consumo y producciones locales han optado por este tipo de sistema de acreditación de sus productos. Es una opción alternativa a la certificación ordinaria reglamentada, sin embargo las ventajas:
– Evitar la burocracia que conlleva la certificación ordinara.
– Por otro lado evitar el coste añadido que supone la certificación a los productores y elaboradores.
– Se adapta a las necesidades y particularidades sociales de un grupo y una zona productora concreta.
La certificación ordinara frente a los SPG, está más enfocada a las exportaciones ya que en este caso se produce una desvinculación entre el productor y el consumidor. Por otro lado en cuanto a las subvenciones en materia ecológica es imprescindible estar certificado, y este es motivo de que este sea el sistema predominante sobre todo cuando las producciones son de cierta envergadura.
Cómo llevar a cabo un SPG
Los Sistemas participativos de garantía son sistemas de control en los que se establecen unas normas y protocolos de visitas e inspecciones, organizados y llevados a cabo según establezca en asamblea el propio grupo, pueden ser los mismos consumidores o denominar determinados agentes formadores del grupo para llevar a cabo esta función. Los SPG están muy vinculados y adaptados a grupos de consumidores y productores locales, donde el vínculo entre los consumidores y el origen de los productos es grande, y la información es fluida y bidireccional entre las partes. No existe un modelo único y universal de SPG, sino que cada colectivo establece la forma y ejecución del plan en función a sus objetivos y necesidades.
La confianza y la transparencia forman la base del funcionamiento de los SPG, la participación y la confianza se retroalimentan entre sí, y son la clave de todos los procesos sociales en el marco de los SPG.
A modo de ejemplo, si en una zona concreta tienen una condiciones agronómicas particulares en las cuales puede existir algún problema para llevar a cabo la producción de un producto, el grupo puede aprovar el uso de una técnica concreta sin tener en cuenta el Reglamento en cuestión. Los SPG dan en muchas ocasiones la flexibilidad que las normativas comunitarias no ofrecen ya que son muy genéricas y no atienden en algunos casos a las particularidades de otros sistemas concretos.
Los SPG y su implicación en la Soberanía Alimentaria
Originados en el marco de la producción ecológica, los SPG se están expandiendo a ámbitos de la Soberanía Alimentaria ya que abarcan la producción y la comercialización de la producción desde estrategias de integración, educación y participación. Adquiriendo por su propia naturaleza, la dimensión política de la Soberanía Alimentaria.
Su potencial ha permitido que gocen de mucha receptividad por parte de muchas organizaciones que se inician a aplicarlos. Pero su riqueza y diversidad vuelve compleja su aprehensión global. Se recomienda, por lo tanto, no perder de vista que son procesos locales, donde la participación y la confianza son los elementos clave.
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